El gran carnaval

Billy Wilder (1951)

La película se inspira en dos historias reales. La primera es la de William Floyd Collins, quien en 1925 quedó atrapado en una cueva de Kentucky tras un desplazamiento de tierra. La tragedia de Collins fue cubierta desde el primer momento por el periodista William Burke "Skeets" Miller, convirtiendo el trágico episodio en un evento nacional y le valió el Pulitzer.

La segunda de las historias es la de la niña de tres años Kathy Fiscus, que en 1949 quedó atrapada en un pozo en San Marino, California, y de nuevo fue portada en todos los medios del país.

Ambos casos tuvieron denominadores comunes: una amplia cobertura, multitudes que fueron a los lugares del siniestro y la muerte de ambos protagonistas antes de poder ser rescatados.

Partiendo de estas tragedias, Wilder construye una de las películas más amargas de su filmografía. Cómo en la mayoría de los films del director austríaco la cinta nace de un potente guión, escrito en esta ocasión junto con Lesser Samuels y Walter Newman, tras su separación profesional del gran Charles Brackett.

Esplendida muestra de la decadencia humana a través de unos personajes viles y egoístas. Seres que en su afán de fama, poder o dinero no respetan nada, ni siquiera la vida de los demás. Y junto a ellos esa muchedumbre humana, que se mueven como "zombies" buscando saciar su apetito de curiosidad. Es significativo como Wilder apenas se para en mostrar a los pocos personajes con cierta integridad de la trama.

La fuerza de las imágenes y de las actuaciones acrecenta la sensación de rabia que nos envuelve según se va desarrollando la historia. Con un Kirk Douglas en una de sus mejores interpretaciones. Acompañado por una estupenda Jan Sterling.

Ni siquiera los habituales juegos de palabras del director consiguen liberarnos del ambiente de pesadilla y caos que se ha creado, y que vemos como inevitable que se vea abocado a un dramático final.

Aunque la película recibió buenas críticas tras su estreno, y fue nominada al oscar a mejor guión, supuso un fracaso de taquilla. El público estadounidense no recibió con agrado este agrio análisis de la desinformación y la avaricia humana.